Concierto Bunbury - Huracán Ambulante Tour - Palau Sant Jordi (Barcelona)
Tras siete años de ausencia, el pasado jueves 18 de septiembre, Enrique Bunbury volvió a reinar en Barcelona con su esperado regreso al Palau Sant Jordi dentro del Huracán Ambulante Tour, una gira que lo ha devuelto a los grandes escenarios. Lo que presenciaron los miles de asistentes fue mucho más que un concierto: fue una inmersión en un universo propio, un espectáculo de estética cabaretera y circense que envolvió cada acorde en un halo teatral, cargado de magnetismo.
La emoción se multiplicaba por la reunión de Bunbury con su mítica banda El Huracán Ambulante que volvió a acompañarlo 20 años después de su disolución, recuperando la complicidad y la potencia sonora que marcaron una etapa fundamental de su trayectoria en solitario.
El telón se abrió bajo los acordes de “Otto e mezzo” de Nino Rota, un arranque que ya anticipaba la atmósfera onírica de la velada. Vestido de rojo como maestro de ceremonias y hechicero eléctrico, Bunbury desplegó inmediatamente su carisma sobre el escenario, recibiendo a un público que lo vitoreaba con fervor con la contundencia rockera de “El club de los imposibles”, al que siguieron “De mayor” y la siempre celebrada “El extranjero”.
Cada tema era presentado como un número de varietés en un circo surrealista, con Bunbury como anfitrión y sus músicos como cómplices de la función. Cuando sonaron “Desmejorado” y “Te puedes a todo acostumbrar”, el escenario parecía transformarse en un club nocturno de otro tiempo, lleno de humo imaginario y confesiones cantadas al oído.
Hubo momentos de emoción desbordada, como en “Infinito” y “Para llegar hasta aquí”, coreadas a pleno pulmón; y también descargas de energía como “Big-Bang” o “El rescate”, que pusieron a bailar incluso a los más contenidos. La comunión de Bunbury con el público fue absoluta, y se hizo aún más evidente cuando sonaron himnos como “Que tengas suertecita” o la reciente “Las chingadas ganas de llorar”, donde la melancolía y la fuerza se dieron la mano.
Uno de los instantes más celebrados llegó con la imbatible “Apuesta por el rock ‘n’ roll”, que en directo sigue siendo un manifiesto generacional. A ella le siguieron momentos de entrega desbordada con “Sí”, “Sácame de aquí” y “Enganchado a ti”, para desembocar en una de las cumbres de la noche: “Lady Blue”, interpretada con un dramatismo que erizó la piel de todos los asistentes.
Hacia el final, el tono se tornó más íntimo y cómplice. “Parecemos tontos” abrió paso a una sentida versión de “El jinete” de José Alfredo Jiménez, homenajeando a la tradición mexicana con solemnidad y emoción, y a “Canto (el mismo dolor)”. El cierre, como no podía ser de otra manera, llegó con “Y al final”, despedida redonda para una noche inolvidable.
El concierto de Bunbury en Barcelona no fue simplemente un repaso de grandes canciones; fue un viaje escénico-musical donde cada detalle —de la iluminación al vestuario, de los arreglos al discurso visual— construyó un relato. El Palau Sant Jordi se convirtió en un cabaret circense de emociones, y en él reinó un Bunbury que, tras décadas de carrera, sigue sabiendo reinventarse y mantener intacto el magnetismo de su huracán, ahora acompañado de nuevo por la fuerza irrepetible de El Huracán Ambulante.
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